domingo, 26 de febrero de 2012

La mitad de la Torre Pelli, el doble de problemas

Planta 20 de la Torre Pelli construida. Quedan otras 20 del gigante. Pero a la batalla judicial por la licencia y el dilema patrimonial por el informe de la Unesco se unen ahora las trabas por la seguridad aérea. Incierto futuro

ABC de Sevilla  26/02/2012 / Eduardo Barba
 
Una planta cada nueve días. Ese es el ritmo. Frenético. Y este fin de semana, planta 20 completada. La Torre Pelli, el rascacielos que Banca Cívica levanta en La Cartuja, ha llegado a la mitad de sus 178 metros de altura final prevista. En algo más de una semana, el andamiaje superará la gran barrera sentimental de la ciudad: la veleta de la Giralda. Se habrán roto muchos tabúes, pero ese, el que casi se antojaba como más difícil antes de empezar, no parece que haya sido el mayor reto de los promotores de este gigante de cristal. Ahora, llegada la obra al ecuador, el panorama de este proyecto se ha ensombrecido tanto que la culminación en sí de la atalaya se ve desde muchos sectores como mera utopía. Ese se antoja como el objetivo más complicado de Puerto Triana. El marco para la segunda parte de los trabajos es otro bastante más complejo por diversos motivos de peso.

El primero es el de la seguridad aérea, más candente estos días tras haberse conocido la sanción de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (Aesa), dependiente del Ministerio de Fomento, de 140.000 euros por la invasión de la servidumbre aeronáutica del aeropuerto de San Pablo. El expediente por este asunto se abrió hace tres años tras la denuncia de la plataforma «Túmbala» y ha sido ahora cuando se ha resuelto con la multa por invasión del espacio aéreo. La propia ministra del ramo, Ana Pastor, destacó en su visita Sevilla de esta semana que el proyecto de la torre «incumple el ordenamiento jurídico y los requerimientos de seguridad aérea». El origen de este problema es que el Plan General (PGOU) de Sevilla vulnera la normativa estatal al no recoger la obligación de informar a las autoridades aéreas de los edificios de cierta altura. El anterior Gobierno local, presidido por el socialista Alfredo Sánchez Monteseirín, no pidió la autorización a la Agencia Española de Seguridad Aérea por invasión del espacio aéreo cuando concedió las licencias para la construcción de la torre.

«La Torre Pelli acaba de llegar a la altura de la Giralda»Está prevista para esta semana en Madrid una reunión ciertamente trascendental al respecto entre técnicos de Fomento y representantes del Gobierno municipal del PP, que no puede detener por iniciativa propia la construcción —tiene su pertinente licencia—, pero que anhela que otra administración le eche un cable para poder hacerlo con menos remordimiento de conciencia y más solidez argumental. La ayuda, obviamente, llegará desde el Gobierno central y este ámbito de la seguridad aérea parece el más adecuado para enfrentarse al proyecto y poder detenerlo. Si es que ese es el deseo del alcalde, Juan Ignacio Zoido, un auténtico maestro en dar quiebros y patadas adelante con este tema, en el que centra su discurso en la protección patrimonial sin más detalle. Y por semana que pasa, planta que se construye.

El plazo para resolver dicho expediente sancionador es de dos meses y están a punto de cumplirse. Noticia inminente. Los servicios jurídicos de Cajasol anunciaron que han iniciado el procedimiento para recurrir por la vía contencioso administrativa la sanción. La sociedad promotora de la torre —participada en su mayoría por Cajasol— indicó que la sanción alude a que «no hubo petición ni solicitud ni autorización a Aesa ante una presunta invasión de la zona de servidumbre aeronáutica». Desde la entidad se recordó que el PGOU determinaba que no había servidumbre aeronáutica en dicha zona, así como que la solicitud a Aesa corresponde al Ayuntamiento, que en su momento entendió que no era necesario solicitar el permiso, y no a los promotores del rascacielos.

Por otro lado, el complejo arquitectónico carga con la polémica del informe de Icomos (Unesco) en el que se alerta del impacto que tendría el edificio en el conjunto declarado Patrimonio de la Humanidad (Catedral, Alcázar y Archivo de Indias) y se concluye que el Ayuntamiento «debe encontrar formas de detener la construcción». Según la plataforma «Túmbala», han sido ya hasta cuatro las peticiones de que se detenga el proyecto, «una obligación al incumplirse claramente la Ley de Patrimonio Histórico», según indican. Para la Unesco, «la torre se encuentra en un lugar especialmente sensible entre el conjunto de la Cartuja, el histórico barrio de Triana y el centro histórico de Sevilla», por lo que «el fuerte desarrollo vertical» del edificio, junto con la «estrecha relación física con las áreas y monumentos históricos, amplifica el impacto».

La vía judicial

Esa plataforma cívica contraria al proyecto, por otra parte, estudia proseguir con la vía judicial tras la sentencia del TSJA en contra de su denuncia alegando que habían superado el plazo de dos meses después de concederse la licencia, algo «poco coherente» para «Túmbala» cuando no se publicó la concesión de dicha licencia en el BOP ni se tuvo «conocimiento oficial alguno de la misma». Por ello, esta organización estudia llevar el asunto al Tribunal Constitucional al considerar que la licencia no puede ser legal por vulnerar el Plan General en múltiples puntos. «No se rebatieron ni se dijo que fueran mentira, pero hubo licencia».

En paralelo a todo esto, la torre crece ante el intenso debate ciudadano. Entre otras variables, el debate estético. Incluso en torno a esos mensajes de sus defensores sobre el valor del rascacielos como hito para la ciudad. Porque un somero repaso a las edificaciones de este estilo ejecutadas o en ejecución del arquitecto César Pelli hace llegar fácilmente a la conclusión de que la Torre Pelli tiene algunas gemelas repartidas por el mundo. No se trata de meras réplicas, pero se aprecia un mismo «molde» con estructura elíptica. La serie es extensa: Jungui Li en Wuxi, China, es casi un calco de la sevillana. Y también están la Torre Iberdrola de Bilbao, Repsol en Buenos Aires...

Y Banca Cívica, en plena crisis

Si tenía pocos problemas Banca Cívica con la obra del rascacielos, la mala situación económica de la entidad financiera ha venido a poner un punto más al complejo panorama de desarrollo de la Torre Pelli. Prepara una enorme reestructuración para salvar el pellejo que supondrá el despido de unos 1.500 trabajadores y el cierre de más de 150 oficinas en España, con lo que, aunque no lo parezca, este edificio en La Cartuja puede que no sea el mayor problema que tiene Cajasol.

lunes, 20 de febrero de 2012

La Torre Cajasol y el cuento de Madoff

Julián Sobrino
Profesor de la ETS de Arquitectura de la Universidad de Sevilla
Publicado en la sección de Opinión del Diario de Sevilla de 19 de febrero de 2012

El debate que se está produciendo en torno al proyecto del arquitecto César Pelli para Cajasol tiene un gran interés, mas allá del éxito que tengan, finalmente, las posiciones arguméntales que defendamos cada una de las partes implicadas en esta discusión pública, debido a que alimenta la participación de los ciudadanos y ayuda a crear una opinión democráticamente responsable en algunos de los grandes temas de la ciudad de Sevilla como son la gestión de su patrimonio cultural, la ordenación urbana y el carácter simbólico de su paisaje histórico.

Mi posición se centra en denunciar que la unilateralidad de los análisis en tiempo de crisis conduce a equivocaciones seguras, en una coyuntura, como a la actual, cuando lo que está realmente en cuestión es precisamente un modelo determinado de crecimiento basado en la especulación y ingeniería financiera más torticera y opaca, con el resultado del “más de los mismo”. Siendo esta situación especialmente grave cuando quienes ejecutan esas políticas son gestores de la denominada economía social que tiene su eje financiero en las cajas de ahorro.

El proyecto de la Torre Cajasol ha pasado de ser justificado por los beneficios que va a generar en términos de empleo y rentabilidad económica. La ecuación propuesta es tan simplista que parece tomada de unos malos apuntes de clase de primero de carrera. Veamos: inversión es igual a empleo directo, más empleo inducido, más beneficios directos, más retorno fiscal, dividida la inversión entre los costes de construcción y los gastos de financiación, multiplicado todo ello por la rentabilidad escalada a partir del primer año de explotación. En fin un negocio redondo basado en datos estadísticos que sueñan con un escenario al 25%, al 50% y al 100% de ocupación para calcular la riqueza generada en nuestra ciudad y Andalucía. Olvidan el nuevo y acelerado escenario de destrucción de actividad económica directa en la ciudad de Sevilla donde ya es un hecho el exceso de oferta inmobiliaria de oficinas y el descenso de sus precios de alquiler. La hipotética modernidad asociada al proyecto del rascacielos ha dejado de ser la coartada principal para ser sustituida pro el rampante productivismo de la retardo modernidad, de un pensamiento que, de tan débil, ha dejado de ser pensamiento.

La crisis actual es impredecible, tanto para su final de ciclo como para las fases de su desarrollo. ¿Cómo se puede mantener hoy la idoneidad de este proyecto teniendo como base el popular cuento de la lechera o el elitista, y madoffiano, juego de la pirámide? Si alguna lección hemos de extraer de la crisis actual ha de ser la de que se ha de someter a crítica la propia metodología en la que se había basado este sistema económico fracasado. Modelo sobre el cual existe un consenso suficiente para reconocer en el unos rasgos estructurales marcadamente antisociales, profundamente desiguales y encarnizadamente depredadores de los recursos.

Querer demostrar con datos estadísticos que cualquier inversión es buena porque produce beneficios y genera empleo nos llevaría a justificar cualquier barbaridad en aras de un mal entendido progreso económico. Los países que pretenden distinguirse pro la puesta en marcha de políticas responsables no pueden dejarse engaña por los cantos de sirena de cualquier negociante. La magia de las cifras, manejadas por un hábil prestidigitador, puede impresionar, incluso fascinar, en el momento del espectáculo, pero luego se impone la necesidad de conocer el truco, sobre todo en este caso, cuando de lo que se trata es de nuestro dinero y del patrimonio de nuestra ciudad, manejados por una caja de ahorros “de interés social”.

La variabilidad en la repercusión sobre el empleo de cualquier cifra invertida, en el mismo o en diferentes sectores económicos, es algo que llama a reflexión. En España cambia dependiendo de la comunidad autónoma, del rango poblacional, del contexto territorial, del tipo de gestor, del arquitecto que realiza el proyecto, del marketing que se hace del producto final, de los plazos de la competencia técnica en su ejecución, y así hasta un largo etcétera de variables.

Los 353,2 millones de inversión de la Torre Cajasol hubieran tenido mejor destino si se hubieran dirigido a la economía directamente productiva, a las PYMES, a los nuevos emprendedores, a la economía del conocimiento. Señores de Cajasol; no jueguen a empresarios, ayuden a los empresarios. Distingan con claridad los límites del marco económico actual y sean creativos para una comunidad como Andalucía y una ciudad como Sevilla, que necesitan inversión productiva no especulativa.

Y si hablamos de arquitectura y urbanismo dirijan sus iniciativas a la investigación y a la innovación, no recuraran al manido tópico de la torre corporativa. Paren las obras en su estado actual, aprovechen lo realizado y convoquen un nuevo concurso, en otro lugar de la ciudad bajo las premisas de la innovación (las nuevas tipologias terciarias en una ciudad socialmente responsable y sostenible medioambientalmente), la investigación (apoyen a los preparados grupos de investigación de las universidades andaluzas), la transferencia del conocimiento (en forma de patentes para las empresas andaluzas). Incluso pueden pensar en una operación de regeneración urbana en alguno de los excelentes y desatendidos edificios del patrimonio arquitectónico sevillano.

Piensen el proyecto desde la ciudad del siglo XXI, en su ordenación, en sus impactos, en sus flujos, en sus oportunidades. En el reequilibrio social y urbano. Dignifiquen el término de la sostenibilidad desde el ahorro y la austeridad. Promuevan proyectos ejemplarizantes que induzcan a nuevas prácticas acordes con el escenario de crisis y de cambio de modelo productivo y contribuyan a la esperanza de alumbrar un modelo económico más justo y solidario, empezando por su propia casa.

Señor Pulido, analista de consultoras, Consejo de Administración de Cajasol, sindicatos de clase, Alcalde de Sevilla, Consejero de Cultura, como dijo Hilary Clinton “no desaprovechemos una buena crisis” y añado: para retornar a los valores, para idear salidas a la crisis que supongan el establecimientos de metodologías y estrategia que eviten la separación de la teoría y la practica, de la ética y de las convicciones. No hagan una torre más, así no harán historia, la destruirán.

viernes, 17 de febrero de 2012

Torre Pelli: Que no, que si...

El que aspira a ser icono de la modernidad sobrevive a la ceremonia de la confusión que significa su propia existencia

A. Estrella Yáñez / ABC de Sevilla 16/02/2012

Emblema del anterior Gobierno municipal, icono de la supuesta modernidad arquitectónica, seña de identidad de la caja de ahorros de Sevilla, último testigo del pasado esplendor inmobiliario... Son muchos los títulos que se pueden buscar para hablar de la Torre Pelli, el proyecto de Cajasol para su sede en Puerta Triana, pero en todos ellos subyace el de monumento a la confusión y no por problemas en su agilidad constructiva, fuera de toda duda como se observa a simple vista, sino por la disparidad de opiniones que ha levantado el rascacielos mucho antes de empezar a crecer, impulsado todo ello por la posible afección de la torre a la zona declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Que sí, que no. Mientras sólo queda constancia de la política de hechos consumados que supone que el rascacielos se eleve ya hasta la planta 18 y tenga edificada casi la mitad de la altura total proyectada en 178 metros. Los pilares que mantienen la Torre Pelli son la legalidad de la licencia de obra, de la que ha respondido el propio alcalde, Juan Ignacio Zoido, apoyándose en que, según dijo, «reúne las condiciones legales y la edificabilidad fue aprobada por la Consejería con el PGOU de 2006» y, por otra parte, la reciente sentencia del TSJA que ha tumbado las aspiraciones de la Plataforma Túmbala de demostrar la ilegalidad en la concesión de las licencias de movimiento de tierras y nueva planta.

Asida Cajasol con estos anclajes, el alcalde trata de mediar para que la ciudad respete la legalidad sin perder la catalogación de la Unesco, que va demorando su dictamen firme una asamblea tras otra.

Zoido: «Hay que salvaguardar los bienes patrimonio de la Humanidad»«Hay que salvaguardar los bienes del entorno histórico de la ciudad que tiene la catalogación de Patrimonio de la Humanidad, pero eso hay que hacerlo compatible con la seguridad jurídica y la concesión de una licencia que fue dada legalmente, aunque algunos les guste más o menos», reiteró ayer Juan Ignacio Zoido, que busca el apoyo de las tres administraciones para dar con una solución que contente a todos. Algo que no siempre es posible. También con Icomos, la consultora de la Unesco que se opone al rascacielos, tiene el alcalde previsto reunirse la semana que viene, después de que a finales de enero Cajasol le dejara clara su determinación de concluir el costoso proyecto.

Si la Unesco retirase la amenaza sobre los monumentos Patrimonio de la Humanidad —Catedral, Alcázar y Archivo de Indias— la única nube que podría planear sobre el rascacielos es el informe del Ministerio de Fomento sobre la afección de la torre a la zona de servidumbre del aeropuerto, hasta el momento se trata de una cuestión administrativa, pero según su trascendencia podría cuestionar también la altura del edificio.

jueves, 16 de febrero de 2012

URBANISMO | Desestima el recurso interpuesto por 'Túmbala'

El Mundo / miércoles 15/02/2012
Francisco Javier Recio

 

El Alto Tribunal sostiene que el recurso se presentó fuera del plazo legal

Ratifica un auto del juzgado de lo Contencioso Administrativo 14 de Sevilla

El TSJA no entra a valorar la legalidad de los permisos del rascacielos

La vía judicial también se cierra a los detractores del rascacielos de la Cartuja. El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) ha rechazado el recurso interpuesto por algunos de los representantes de la plataforma 'Túmbala' contra las licencias de construcción de la torre. La sentencia ratifica en todos sus términos el auto del juzgado de lo Contencioso Administrativo número 14 de Sevilla, que consideraba inadmisible la demanda por haber sido interpuesta fuera de plazo. Es decir, el TSJA da por buenas las licencias urbanísticas sin entrar en el fondo del asunto.

El recurso, firmado por el arquitecto Fernando Mendoza y otros representantes de 'Túmbala', es uno de los dos planteados en el mismo sentido ante los tribunales de lo Contencioso. El otro aún sigue 'sub iudice', pero su viabilidad es más que dudosa después del auto del TSJA. La apelación se fundamentaba en la posible ilegalidad de las licencias, en función, entre otras cosas, de la falta de concordancia del plan especial que dio lugar a la construcción del rascacielos con respecto a la norma superior, el Plan General de Ordenación Urbana. Esa discordancia se observaba, por ejemplo, en los criterios de edificabilidad máxima permitida.

El fallo del TSJA, emitido el pasado 12 de enero y divulgado este miércoles por Europa Press, declara "inadmisible" el recurso "por no haber sido interpuesto en tiempo y forma". El Alto Tribunal no tiene en cuenta la "particular interpretación" que hacen los recurrentes del plazo que establece la Ley de Suelo de 2008 para el ejercicio de la acción pública, y sostiene que "entre los actos recurridos y la interposición del recurso han transcurrido, según el caso, dos años y siete meses y un año y cinco meses respectivamente".

La Torre Pelli, cuyas obras alcanzan ya el piso 20, tendrá 178 metros de altura y 43 plantas. La Unesco y su principal órgano asesor en materia de patrimonio, el Icomos, han pedido en cuatro ocasiones la paralización de las obras y el replanteamiento del proyecto para evitar lo que consideran un innegable impacto negativo en el paisaje histórico de la ciudad.


La Razón / miercoles 16 febrero de 2012

El TSJA confirma la «inadmisión» del recurso contra la Torre Pelli

Los conservacionistas denunciaron el permiso otorgado


SEVILLA- Varapalo judicial para los conservacionistas. El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) ha confirmado un auto del juzgado de lo Contencioso Administrativo 14 de Sevilla, que declara «inadmisible» el recurso de los colectivos ciudadanos contra las licencias de movimiento de tierras y nueva planta otorgadas por el Ayuntamiento para la Torre Cajasol, de 178 metros de altura.

Según el fallo, con 12 de enero, el arquitecto Fernando Mendoza «y otros» habían recurrido por la vía Contencioso-Administrativa las resoluciones y acuerdos de la Gerencia de Urbanismo el 16 de julio de 2007 y el 17 de septiembre de 2008 en favor de la sociedad Puerto Triana, participada mayoritariamente por Cajasol, para autorizar los movimientos de tierra y las obras del proyecto del rascacielos, según recogió Europa Press. El 28 de julio de 2011, el juzgado de lo Contencioso Administrativo14 consideró «inadmisible» el recurso «por no haber sido interpuesto en tiempo y forma»; algo que el TSJA confirma ahora.

La sección segunda de la Sala de lo Contencioso Administrativo del Alto Tribunal andaluz ha desestimado la apelación y retoma el fallo anterior que consideraba «inadmisible» el recurso.

La sentencia de la sección segunda de la Sala de lo Contencioso Administrativo del TSJA señala que los recurrentes esgrimían su «particular interpretación» del plazo de cuatro años que el Texto Refundido de la Ley de Suelo de 2008 establece para el ejercicio de la acción pública, rememorando que «entre los actos recurridos y la interposición del recurso han transcurrido, según el caso, dos años y siete meses y un año y cinco meses respectivamente».

El Ayuntamiento alegaba que «aunque los actores ejercen la acción pública, ello no les dispensa de cumplir todos los requisitos procesales, incluidos los de plazo». La promotora indicó que «sin perjuicio del plazo establecido para el ejercicio de la acción pública, el plazo para interponer el recurso judicial es de dos meses a contar desde que se tiene conocimiento» del acto impugnado.

El TSJA considera que «se está recurriendo expresamente un acto de otorgamiento de licencia y, en estos casos, rigen los plazos que, con carácter general, se establecen para la interposición de los recursos administrativos y contenciosos administrativos», por lo que «la impugnación se ha debido hacer dentro de los plazos ordinarios, aún en el ejercicio de la acción pública».

El fallo del TSJA llega cuando el proyecto –teñido en la controversia desde su origen– está sometido, más que nunca, a un creciente debate, debido a que el informe del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (Icomos) parar las obras y recortar la altura del edificio. El Consistorio y Cajasol defienden su continuidad. El Comité de Patrimonio Mundial de la Unesco examinará nuevamente el caso en su sesión de junio.

Zoido negociará con Icomos la semana próxima

El alcalde, Juan Ignacio Zoido, avanzó ayer que la próxima semana se llevará a cabo una reunión con comité español del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (Icomos), a quien dedicará «todo el tiempo que sea necesario», después de que la presidenta, María Rosa Suárez-Inclán Ducassi, pidiera el encuentro para debatir «con espíritu constructivo» el conflicto de la torre diseñada por Pelli. Zoido explicó que las negociaciones sobre la Torre Cajasol se están llevando con «discreción» con el objetivo de «conjugar los intereses de la ciudad, manteniendo el reconocimiento de Patrimonio, además de velar por la seguridad jurídica».


El TSJA frena el recurso de Túmbala contra la Torre Pelli

Viva Sevilla / María Román

El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía ha frenado un nuevo intento de la plataforma contraria a la Torre Pelli, Túmbala, de demostrar la ilegalidad de la licencia de obras concedida por el Ayuntamiento para la construcción del rascacielos.

Así, el Alto Tribunal Andaluz ha ratificado un auto previo del juzgado de lo Contencioso Administrativo número 14 de Sevilla que, el 29 de julio de 2011, declaró “inadmisible” un escrito de denuncia contra la licencia de Torre Pelli presentado -el 10 de febrero de 2011- por Túmbala por “no haber sido interpuesto en tiempo y forma”.

La sentencia de la sección segunda del TSJA -fechada el 12 de enero de 2012-, explica que la plataforma contraria, tras conocer el fallo en primera instancia, recurrió la decisión del juzgado de lo Contencioso. Una apelación que ahora ha sido desestimada por el TSJA, que señala que los demandantes, en su momento, hicieron “su particular interpretación” del plazo en el que podían presentar el escrito de demanda -Túmbala se acogió a los cuatro años que establece la Ley del Suelo de 2008 para el ejercicio de la acción pública-.

La vía equivocada

Sin embargo, el TSJA aún considerando “indiscutido” el ejercicio de acción pública de los demandantes, indica que Túmbala está “recurriendo expresamente un acto de otorgamiento de licencia” -y no recurriendo la licencia en sí-, por lo que en estos casos “rigen los plazos que se establecen para la interposición de los recursos contecioso administrativos”, que hubiera sido de dos meses desde que se puso en conocimiento la concesión de la licencia de las obras de la torre.

“En definitiva, la impugnación de la licencia se ha debido hacer dentro de los plazos ordinarios establecidos, aun en el ejercicio de la acción pública”, zanja la sentencia.

Reacción de Túmbala

Desde la plataforma, se han mostrado “frustrados” ante el fallo del TSJA. “Pensábamos que la Sala iba a entrar en el fondo de la cuestión y no que iba a desestimar la apelación por cuestiones formales”, señaló a Viva Sevilla uno de los miembros de la plataforma y exjefe de Planeamiento Urbano del Ayuntamiento, José García Tapial, que además añadió que “mientras, la torre seguirá construyéndose”.

“No esperábamos esta resolución y no llegamos a comprender la distinción que ha hecho la Sala con respecto a la ilegalidad de una obra o si la licencia es legal, ya que nosotros decimos que las obras son ilegales porque la licencia por la que se concedió era ilegal”, señaló a esta publicación el abogado de la plataforma, Ángel Tarancón.

“Lo que viene a decir el fallo -continúa- es que nos hemos saltado un paso, que nos tenemos que dirigir a la vía administrativa, ya que es el Ayuntamiento quien debe decidir acerca de la legalidad o no de la licencia”.

Aunque el colectivo conoció la sentencia el pasado martes, y antes tiene que reunirse para debatir acciones futuras, Tarancón explicó que el paso siguiente sería el de “solicitar al Consistorio la revisiónde la concesión de la licencia por infracción del ordenamiento jurídico y que declare la nulidad de la misma”.“Una vez recibida la respuesta municipal, veremos si cabe recurrir esa respuesta o no ante un tribunal”, finalizó.

Hay otro recurso interpuesto

El pasado 27 de octubre de 2011 varios miembros de Túmbala, a título personal, interpusieron otro recurso contra la licencia de la torre ante el juzgado número 3 de lo Contencioso Administrativo y que, actualmente, se encuentra bajo estudio del tribunal.

Chamizo ve “ajustada a derecho” la licencia

El Defensor del Pueblo Andaluz descarta, en una de sus resoluciones, que la licencia otorgada por el Ayuntamiento de Sevilla para la construcción de la Torre Pelli incurra en una “infracción del ordenamiento jurídico”, tal y como considera la plataforma contraria al rascacielos, considerando así que la altura y edificabilidad del proyecto se ajustan “a derecho”.

En concreto, se trata de una resolución emitida en marzo de 2010 por la Oficina del Defensor, dirigida por José Chamizo, en la que, además, se considera que en el procedimiento seguido entre las aprobaciones inicial y definitiva del PGOU de 2006 “se actuó con una cierta falta de transparencia”.

Icomos aún no ha recibido notificación de la reunión

El alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, anunció ayer que la próxima semana se reunirá con el comité español del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (Icomos), con quien “debatirá todo el tiempo que sea necesario” acerca de la Torre Pelli y la problemática generada a su alrededor.

“Con Icomos nos veremos la semana que viene y no antes por motivos de agenda”, señaló Zoido, que además aseguró que tendrá “todo el tiempo que necesite” Icomos ante un proyecto de “tanta trascendencia para la ciudad”.

Un tiempo que también está dedicando a la promotora del rascacielos, Cajasol, con quien está llevando las negociaciones de un modo discreto. Lo desconocenIcomos España todavía no tiene conocimiento de la convocatoria a la que ayer se refirió el alcalde. Así lo señaló a Viva Sevilla el secretario del comité, Víctor Fernández Salinas, que explicó que había mantenido una conversación con la presidenta de la entidad, María Rosa Suárez-Inclán Ducassi, en la que ésta así se lo había confirmado.

“Confiamos en la palabra del alcalde. Pensamos que la carta estará en camino”, señaló Salinas, que recordó que habían solicitado al Consistorio varias fechas para “casar agendas”.


miércoles, 15 de febrero de 2012

La Torre Pelli ha pulverizado todas las leyes. Esto no pasa ni en Zimbab

El Mundo / Juan Miguel Vega

“Que un grupo de amiguetes con poder pueda construir una cosa que no estaba en ningún lado es un abuso de poder”
“Parece que el señor Pulido tiene más poder que un político elegido en la urnas”
“Si el Ayuntamiento quiere para la obra tiene mil argumentos para hacerlo.”

martes, 7 de febrero de 2012

Una historia que se repite

La prolongación de Blasco Ibáñez puede encallar como la Torre Pelli de Sevilla

El País / Cristina Vázquez Valencia 5 FEB 2012 

¿Le podría pasar a Valencia? La construcción de un rascacielos de más de 174 metros de altura en pleno casco histórico de Sevilla ocupa y preocupa al ayuntamiento andaluz hace un tiempo. La Torre Pelli, proyectada como sede emblemática de Cajasol, amenaza con sacar a la capital sevillana de la lista de ciudades declaradas patrimonio de la Humanidad.

Con el apoyo del anterior alcalde de Sevilla, el socialista Alfredo Sánchez Monteseirín, el rascacielos quebraba esa ley no escrita que sostiene que ningún edificio de la capital puede superar en altura a la Giralda, con 97 metros de alzada. El regidor defendió en 2006 que el PGOU de la capital permitía estos hitos en altura “que simbolicen la pujanza económica y urbana de Sevilla”, afirmaba el alcalde en 2006. Hoy, la torre, diseñada por el arquitecto César Pelli, está a mitad construir y en revisión tras la censura de la Unesco. Este organismo internacional ha pedido que se paralicen las obras de la torre y se rebaje su altura para suavizar el impacto sobre el paisaje histórico de Sevilla. El Ministerio de Cultura tiene sobre la mesa esta patata caliente.

Sevilla apostó por una torre de 174 metros que rompe su paisaje histórico

Salvando las distancias, la torre Pelli guarda más de un parecido con la proyectada prolongación de la avenida de Blasco Ibáñez, sobre todo, porque son proyectos avalados por los respectivos Ayuntamientos, que amenazan el patrimonio cultural e histórico de ambas ciudades y tienen una difícil justificación en un momento de crisis económica e inmobiliaria como la actual. Si la torre no recorta su altura, el lío está servido.

En Valencia solo la Lonja de la Seda es bien patrimonio de la Humanidad, y está claro que el Cabanyal está lejos del singular edificio histórico y es imposible argumentar que el derribo de parte del barrio marinero es un impacto inasumible para la Lonja. Es obvio. “Pero cualquier ciudad que tiene un bien distinguido por la Unesco, está obligada a dar un trato exquisito a su patrimonio, esté donde esté”, opina Víctor Fernández Salinas, profesor de Geografía de la Universidad de Sevilla y secretario general de Icomos, entidad consultiva de la Unesco. Icomos fue una de las entidades a las que el Ministerio de Cultura que dirigía Ángeles González-Sinde pidió informes antes de dictar la orden de diciembre de 2009, con la que se paralizó el Pepri y se evitaron nuevos derribos de casas en el barrio. El argumento esencial, entonces y ahora, es que este barrio de pescadores es característico por su estructura en retícula, que tiene su origen en la alineación de donde se ubicaban las antiguas barracas y sobre las que se desarrolla una arquitectura popular “de clara raigambre eclecticista”, dijo entonces la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Su casco histórico está protegido, por lo que la destrucción de seis manzanas completas, necesaria para prolongar la avenida, rompería la trama protegida.

En el Cabanyal, la iniciativa privada se desvinculó en 2008 del plan urbanístico aprobado por el Ayuntamiento de Valencia. Y, pese a todo, la alcaldesa de Valencia Rita Barberá, sigue empeñada en llevarlo adelante. Poco importa que no tenga de su lado a inversores privados, que el mercado no acepte más oferta inmobiliaria o que en estos nuevos tiempos importe más conservar y rehabilitar la trama urbana, que abrir grandes avenidas como se hacía en el siglo XIX. “Los bulevares típicos de París no se justifican ahora”, añade Fernández Salinas, que habla a título personal. “Las ciudades deben aprender del pasado. En cualquier caso, estar en la lista de ciudades patrimonio de la Humanidad no es una obligación. Valencia ha hecho mucho, pero digamos que la calidad, la sensibilidad, no solo hay que demostrarla intramuros sino también fuera”, concluye el geógrafo.

Al igual que sucede con la Torre Pelli de Sevilla, el Ministerio de Cultura tiene pendiente una decisión sobre el Cabanyal. Debe decidir si retira la orden de protección del anterior Gobierno, avalada por el Consejo de Estado e inspirada por una sentencia del Tribunal Supremo, o la deja. En este último caso, el Tribunal Constitucional tendrá la última palabra sobre quien es competente para poner o quitar protección al Cabanyal.

Mientras tanto, varias organizaciones han incluido este barrio de pescadores en su lista de espacios patrimoniales amenazados. Es el caso de la fundación norteamericana World Monuments Fund (WMF), que acaba de colarlo en su lista vigía.

Se trata de aprender de los errores de otros. En el caso de Sevilla se da un alcalde que se empeña en construir un rascacielos en pleno casco histórico, los promotores se embarcan y ahora el proyecto está en el aire. “Abrir una calle de 40 o 50 metros de anchura en una zona donde la mayoría de vías tienen ocho, lo destrozará”, concluye Pablo Longoria, portavoz en España de WMF.

El megaproyecto de la Torre Pelli aumenta el número de oficinas disponibles en Sevilla

@Agustín Rivera - (Sevilla) 05/02/2012 (06:00h)

El proyecto de la Torre Pelli de Cajasol no sólo divide a los ciudadanos de Sevilla y genera un rechazo de la Unesco que conllevaría la retirada de la categoría de Patrimonio Mundial de la Humanidad al conjunto del Real Alcázar, Catedral y Archivo de Indias. También supondría un grave perjuicio a la economía de la capital andaluza. Principalmente, por el número de metros cuadrados de oficinas disponibles que existen actualmente en Sevilla. En la capital andaluza están vacías el 12%: en Sevilla hay 136.000 metros cuadrados de oficinas sin alquilar ni vender. Sólo en la isla de la Cartuja, donde se construye la Torre Cajasol, hay 21.000 metros cuadrados disponibles, según un estudio inmobiliario de Inerzia de 2011. La consultora está elaborando el informe de 2012, que elevará según todas las previsiones el número de oficinas sin utilizar.

El presidente de la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA), Santiago Herrero, recuerda que el rascacielos sevillano se proyectó en unos años de “enorme bonanza” empresarial donde el negocio inmobiliario era “seguro”. “Esta sería una buena zona para la torre porque cualquier edificio de aquí [la Cartuja] no se corresponde con la arquitectura tradicional de la ciudad”, señala Herrero en una entrevista concedida a El Confidencial.

Con todo, Herrero señala que a la Torre Cajasol no le ha beneficiado nada “una polémica estéril” en Sevilla y, sobre todo, “construir algo que estará vacío durante mucho tiempo y con una parte de la población que está en contra. A mí ya me pareció muy feo en su día el edificio Torre Triana porque rompía con la visión que se tenía desde esa parte de la ciudad”, destacó el presidente de la CEA a este diario.

En 2009, aún sin el impacto de la crisis económica y financiera, Cajasol vaticinaba unos datos que ahora suenan a muy optimistas. Un informe de la consultora Deloitte vaticinaba 4.000 empleos directos, de los que el 71% corresponden a la construcción y seguros del edificio. El impacto directo e indirecto será de 212,46 millones de euros y tendrá un retorno fiscal de 27,1 millones de euros. El estudio precisa que el efecto inducido sobre el PIB sevillano y andaluz será de 68,6 millones de euros y un número de empleos superior a los 1.200.

La construcción del rascacielos de la isla de la Cartuja, de 42 plantas y 178 metros de altura, está prevista que termine el primer trimestre de 2013. La caja sevillana ya ha ejecutado el 30% del proyecto. El presupuesto, cuyo coste se evaluó en 250 millones de euros, ya se ha disparado hasta los 300 millones de euros. Como ya publicó El Confidencial el pasado 24 de enero, la Torre Pelli no sólo no se tumbará, sino que crecerá en altura.

El presidente de Banca Cívica-Cajasol, Antonio Pulido, está dispuesto a plantar batalla hasta el final. Pulido sostiene que seguirá con la construcción del rascacielos de la Cartuja a pesar del riesgo de que el conjunto histórico del Real Alcázar, la Catedral de Sevilla y el Archivo de Indias pierda la condición de Patrimonio Mundial de la Humanidad por parte de la Unesco. “En absoluto están en peligro estos monumentos”, intentó calmar Pulido, tras defender la posibilidad de “conjugar la viabilidad del proyecto con los intereses de la ciudad”. El presidente de la entidad financiera argumenta “importantes errores técnicos” del informe de la Unesco. “La torre no está a 600 metros de la Giralda, sino a 1.700 metros”, destaca el responsable de la caja sevillana

miércoles, 1 de febrero de 2012

"Un paso hacia el siglo XXI para crecer hacia el futuro"

Carta al director enviada a varios medios de comunicación por el arquitecto Sergio Hojman y publicada en Diario de Sevilla.

Estimado Señor Director:
Le ruego publique en su periódico la carta que le envío con el siguiente texto:

Leo que César Pelli vuelve a identificar rascacielos con modernidad, denuncia un "debate provinciano" y califica a los detractores de su proyecto como "gente que quiere mantener a Sevilla sin cambios". La torre representa "un paso hacia el siglo XXI para crecer hacia el futuro", sentencia.

No creo que se trate de un debate provinciano. Que una ciudad discuta sobre el urbanismo y la arquitectura que quiere, me parece un fantástico ejemplo de salud democrática. Lo que sí resulta provinciano es la equiparación entre modernidad y construcción en altura a que ya nos tiene acostumbrados Pelli. ¿Serían entonces modernas sólo aquellas urbes que disponen de rascacielos? Según este criterio, una ciudad como Vitoria, declarada capital verde europea del año 2.012, que destaca por la limitación de sus emisiones de CO2, por su apuesta por el transporte público, por la calidad del aire, por contar con un espacio verde a menos de 300 metros de cada ciudadano, por importantes avances en la limitación de la contaminación acústica o por la excelante gestión de los residuos municipales, pero cuyo edificio mas alto no supera los 74 metros, habría quedado irremisiblemente anclada en el pasado, mientras que Caracas, una megalópolis con problemas de pobreza, desigualdad, hacinamiento y altas tasas de criminalidad, aunque eso sí, tachonada de rascacielos, sería todo un paradigma de la modernidad que nos quieren vender.

En la dicotomía modernidad - tradición, Pelli pretende colocarnos a los que nos enfrentamos a su torre como conservadores recalcitrantes, opuestos a todo cambio, sacralizadores de una ciudad acabada e intocable que observan cualquier intervención urbana como la profanación de un pasado idílico. Nada mas lejos de la realidad. Lo que defendemos es una modernidad que no es la suya, una modernidad que reivindica el paisaje urbano como memoria colectiva en una ciudad que puede y debe acomodar propuestas de diferentes épocas, articulando e incorporando la nueva arquitectura en los tejidos urbanos tradicionales a través del respeto y el diálogo con sus monumentos.

En Sevilla tenemos magníficos ejemplos de esa arquitectura, como el estupendo edificio proyectado por Rafael Moneo para una compañía de seguros frente a la Torre del Oro, el Teatro de la Maestranza, de Luis Marín y Aurelio del Pozo, que dialoga con el pasado incorporando en su composición la fachada del antiguo cuartel de artillería, o el edificio de la Bibilioteca Provincial de Antonio Ortiz y Antonio Cruz, que reivindica su carácter contemporáneo coexistiendo sin estridencias junto a diversos pabellones históricos de la Exposición del 29.

Queremos, señor Pelli, el modelo de modernidad de Amsterdam o el de Praga, no el de Shanghai o el de Pekin, ciudades que como si de un enfermo de Alzheimer se tratase, van poco a poco destruyendo toda memoria de si mismas, y acabarán por disolverse como azúcar en el café de la globalización mas anodina.

Sergio Hojman Trainoff. Arquitecto