
Leemos con asombro las declaraciones de José Luis Manzanares sobre la torre Pelli en el ABC del Martes 3, en la página 65 de Economía. Como es bien sabido, el señor Manzanares está directamente implicado en el proyecto desde sus orígenes como promotor e importante accionista de la primitiva empresa de Puerto Triana, y ahora su empresa Ayesa es beneficiaria de la ingeniería de la torre. Por lo tanto, no esperamos que sea neutral en este espinoso y “rompedor” asunto. Sin embargo, lo que el señor Manzanares no debe decir son medias verdades o afirmaciones inciertas porque esto supone manipular a la opinión pública.
Afirma que “la torre Pelli es cuestionada por una minoría en Sevilla, formada en gran parte por arquitectos que si hubieran hecho el proyecto no la cuestionarían”. Muy falto de argumentos debe estar cuando sólo puede recurrir a las descalificaciones personales. A su disposición está la lista de los cuatrocientos firmantes de la Plataforma contra el rascacielos Cajasol y verá que, además de arquitectos hay de todo y repartidos por el mundo: abogados, músicos, artistas plásticos, ingenieros, catedráticos de Universidad, especialistas en Ecología y un gran número de profesiones. También le invitamos a informarse sobre el número de personas y entidades representadas en la Plataforma Ciudadana contra la Torre Cajasol, se sorprenderá, se cuentan más de 15 entidades y asociaciones.
Si somos minoría o mayoría no lo sabemos, ya que hasta la fecha no se ha celebrado ningún referéndum ciudadano sobre el rascacielos. Lo que sí sabemos es que decimos la verdad y denunciamos la realidad de la torre Pelli.
La segunda afirmación de que “sólo la Unesco…está en contra de la torre Pelli” es falsa, a pesar de que con la oposición de Unesco debería sobrar. Organizaciones como el Comité Nacional Español de ICOMOS, Europa Nostra, en su filial Hispania Nostra, la World Monument Fund, Adepa, Ben Baso, la Asociación para la Defensa del Patrimonio histórico - artístico de Andalucía , Arquitectura y Compromiso Social, Asociación de Profesores para la Difusión y la Protección del Patrimonio Histórico y Natural , Ecologistas en Acción, Plataforma “Túmbala” y Manifiesto contra la Construcción del rascacielos Cajasol, también se oponen. Su afirmación de que esto es producto de una sola persona es también falsa. Nos preguntamos quién es esa única persona, ya que somos muchos los que creemos en la justicia y en el Estado de Derecho.
La afirmación de que “En el Plan General, que es el más participativo de la historia de Sevilla, se propone que en ese lugar vaya un edificio en altura” es, sencillamente, falsa. Si se toma la molestia de comprobarlo verá que lo que propone el Plan General es que “el proceso de toma de decisiones urbanísticas (parámetros de ocupación y altura) se habrá de hacer “sobre la base de una propuesta arquitectónica de calidad”. No es lo mismo “una propuesta arquitectónica de calidad” que construir un rascacielos, pues, entre otras cosas, es bien sabido que hay torres que carecen de calidad arquitectónica.
En lo referente al “Plan Especial que sale a exposición pública” no diga medias verdades, diga la verdad completa. Este Plan salió a exposición durante 28 días sin ninguna explicación previa y envuelto en una nebulosa de ocultación. De todas maneras Adepa y el Grupo Municipal Andalucista alegaron contra una normativa de 30 plantas en Cartuja que apareció por un breve espacio de tiempo en una de las primeras versiones del Plan General, para desaparecer luego en el Documento Final.
Su frase “ Y cuando el edificio está en obras salen unos señores y dicen: a mí no me gusta, tírelo usted”, resulta caricaturesca : se ha dicho antes de que se comenzaran las obras por muchos especialistas. Y no porque “no me gusta” sino por un sinnúmero de razones que se han detallado repetidamente, al menos desde marzo de 2007. Y no lo van a tirar ustedes porque todavía no hay nada que tirar. Lo van a parar los Tribunales de Justicia porque todo el proceso de aprobación de la torre está plagado de ilegalidades e incumplimientos de la normativa.
Y ya saben: hay alternativas. No se trata de amedrentar a la gente diciendo “o torre o nada”. Ahí están Palmas Altas para demostrar que se puede hacer una “propuesta arquitectónica de calidad”, porque tener en cuenta el paisaje histórico de Sevilla es un componente fundamental de esta “calidad”.