El Correo de Andalucía 22/12/2010
Nicol Jiménez
Rafael Moneo, uno de los grandes arquitectos del mundo, el único español que posee un premio Pritzker (considerado como el Nobel en su disciplina), no entiende cómo en Sevilla se está levantando el proyecto Metropol Parasol de la Encarnación: "Es incomprensible, da rabia que se dé pie a algo así cuando esta ciudad siempre fue muy respetuosa con su casco antiguo".
"Es inesperado en el peor sentido de la palabra". "Sevilla no debió estar pendiente de vaivenes de la moda". Con estas palabras, el autor de obras como el Museo de Arte Romano de Mérida, el Palacio del Kursaal o la ampliación del Prado criticó la construcción del Metropol Parasol del alemán Jürgen Mayer, junto "a San Pedro", según apuntó el arquitecto tras su conferencia en la Escuela de Arquitectos de la Universidad de Sevilla, una "lectura apresurada" de su libro (Apuntes sobre 21 obras, publicado por la editorial Gustavo Gili) con la que quiso transmitir a un auditorio abarrotado que las obras arquitectónicas no pueden aislarse. A su juicio, la elección del suelo y del lugar cuenta, y mucho.
El gran maestro de la Arquitectura, broche de oro del ciclo de conferencias con motivo del 50 aniversario de la Escuela de Arquitectos, aseguró a este periódico tras su exposición de más de dos horas que el caso de Sevilla debe servir para "reflexionar sobre cómo actuar en una ciudad histórica".
"Una ciudad como ésta no debe estar tan preocupada de que la consideren una ciudad moderna", apostilló tras cuestionar también la construcción de la torre de César Pelli en la Isla de la Cartuja.
"La torre tendría menos importancia si se tratase en un conjunto de torres próximas al aeropuerto de San Pablo (una de sus dos obras en Sevilla) o la estación. Pelli hizo cientos de torres y seguro que será decente, pero la imagen de Sevilla está ligada a la Giralda y competir con ella no es necesario", argumentó Moneo. En su opinión, la torre debió construirse, dentro de un conjunto, en otro lugar, "como los aledaños del Sánchez Pizjuán o más allá". Y es que, tal y como está diseñado el rascacielos de Cajasol, "las dejan a las dos solas", en alusión a la Giralda y a la Torre Pelli.
Moneo considera que la Arquitectura actual vive un momento de "desajuste" porque el uso de las nuevas tecnologías para recrear obras no viene acompañado por nuevos materiales ni nuevas técnicas de construcción. Por eso, admitió ante los alumnos de la Escuela que él prefiere las maquetas a las recreaciones digitales. Y es que su obra busca la durabilidad y el diálogo con la evolución histórica.
Además, el arquitecto navarro aseguró que le gustaría construir su edificio para el Prado, pero advirtió de que el Gobierno municipal actual nunca le llamó para recuperarlo. "Retomaría el guante si me lo lanzaran de nuevo porque me gustaría hacer algo en Sevilla, claro", dijo. Sin embargo, su edificio administrativo para el Prado sigue sin ver la luz.
Sobre sus dos obras sevillanas, recogidas en su último libro, no quiso profundizar, pero ofreció pinceladas de su visión. Con el aeropuerto de San Pablo intentó que la transición del coche al avión fuese "grata", "no sé si lo llegué a conseguir", apostilló tras preguntar a los asistentes (entre ellos, los arquitectos Antonio Cruz y Antonio Ortiz, Víctor Pérez Escolano, Antonio Barrionuevo, José Ramón Sierra y Gonzalo Díaz Recasens) si un elemento como las cúpulas pueden rescatarse hoy y organizar una infraestructura como un aeropuerto. Sobre el edificio de Previsión Española emplazó a otro encuentro "porque es un proyecto con mucha historia".
"Es inesperado en el peor sentido de la palabra". "Sevilla no debió estar pendiente de vaivenes de la moda". Con estas palabras, el autor de obras como el Museo de Arte Romano de Mérida, el Palacio del Kursaal o la ampliación del Prado criticó la construcción del Metropol Parasol del alemán Jürgen Mayer, junto "a San Pedro", según apuntó el arquitecto tras su conferencia en la Escuela de Arquitectos de la Universidad de Sevilla, una "lectura apresurada" de su libro (Apuntes sobre 21 obras, publicado por la editorial Gustavo Gili) con la que quiso transmitir a un auditorio abarrotado que las obras arquitectónicas no pueden aislarse. A su juicio, la elección del suelo y del lugar cuenta, y mucho.
El gran maestro de la Arquitectura, broche de oro del ciclo de conferencias con motivo del 50 aniversario de la Escuela de Arquitectos, aseguró a este periódico tras su exposición de más de dos horas que el caso de Sevilla debe servir para "reflexionar sobre cómo actuar en una ciudad histórica".
"Una ciudad como ésta no debe estar tan preocupada de que la consideren una ciudad moderna", apostilló tras cuestionar también la construcción de la torre de César Pelli en la Isla de la Cartuja.
"La torre tendría menos importancia si se tratase en un conjunto de torres próximas al aeropuerto de San Pablo (una de sus dos obras en Sevilla) o la estación. Pelli hizo cientos de torres y seguro que será decente, pero la imagen de Sevilla está ligada a la Giralda y competir con ella no es necesario", argumentó Moneo. En su opinión, la torre debió construirse, dentro de un conjunto, en otro lugar, "como los aledaños del Sánchez Pizjuán o más allá". Y es que, tal y como está diseñado el rascacielos de Cajasol, "las dejan a las dos solas", en alusión a la Giralda y a la Torre Pelli.
Moneo considera que la Arquitectura actual vive un momento de "desajuste" porque el uso de las nuevas tecnologías para recrear obras no viene acompañado por nuevos materiales ni nuevas técnicas de construcción. Por eso, admitió ante los alumnos de la Escuela que él prefiere las maquetas a las recreaciones digitales. Y es que su obra busca la durabilidad y el diálogo con la evolución histórica.
Además, el arquitecto navarro aseguró que le gustaría construir su edificio para el Prado, pero advirtió de que el Gobierno municipal actual nunca le llamó para recuperarlo. "Retomaría el guante si me lo lanzaran de nuevo porque me gustaría hacer algo en Sevilla, claro", dijo. Sin embargo, su edificio administrativo para el Prado sigue sin ver la luz.
Sobre sus dos obras sevillanas, recogidas en su último libro, no quiso profundizar, pero ofreció pinceladas de su visión. Con el aeropuerto de San Pablo intentó que la transición del coche al avión fuese "grata", "no sé si lo llegué a conseguir", apostilló tras preguntar a los asistentes (entre ellos, los arquitectos Antonio Cruz y Antonio Ortiz, Víctor Pérez Escolano, Antonio Barrionuevo, José Ramón Sierra y Gonzalo Díaz Recasens) si un elemento como las cúpulas pueden rescatarse hoy y organizar una infraestructura como un aeropuerto. Sobre el edificio de Previsión Española emplazó a otro encuentro "porque es un proyecto con mucha historia".
1 comentario:
Así que, por fin, el pope máximo de la arquitectura española se moja con las setas y con la torre. A partir de ahora, el gurú ha creado opinión. todos los que por inseguridad o cobardía no se han pronunciado, se irán soltando poco a poco, a medida que empeoren las encuestas para el PSOE...........
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