Editorial Diario de Sevilla
EL informe elaborado por la comisión de expertos de la Unesco que el mes de noviembre visitó Sevilla para dar su opinión sobre la afección que la Torre Pelli, promovida por Cajasol, pudiera tener sobre el ámbito patrimonial que conforman la Catedral, el Archivo de Indias y el Alcázar no deja lugar a dudas: a su juicio, el Ayuntamiento de Sevilla debe paralizar urgentemente las obras de este edificio singular y reconsiderar todo el proyecto porque la escala (altura y volumetría) del rascacielos diseñado por el arquitecto César Pelli tiene un impacto "excesivo e indubitado" sobre el paisaje y los valores patrimoniales de la ciudad. Dicho dictamen resuelve de una vez la discusión sobre la bondad patrimonial de la torre, objeto de litigio durante años entre colectivos sociales, partidos políticos y la entidad financiera que promueve su construcción, pero no plantea fórmulas para reconducir la situación actual, cuando ya se han construido 15 de las 40 plantas del edificio. Es el alcalde quien debe, según el informe de la Unesco, "buscar la manera" de parar las obras y reconsiderar su escala. Ninguna de ambas cuestiones son fáciles de resolver. Desde el punto de vista legal, la construcción de la Torre Cajasol no puede discutirse, si bien la posición de la Unesco obliga a tomar la iniciativa. Sólo queda una opción: que tanto el Ayuntamiento como Cajasol se sienten a buscar un punto intermedio que permita seguir las obras respetando a la ciudad histórica. Sevilla tiene un proyecto que permitará reactivar la zona Sur de la Cartuja y el edificio de Pelli podría seguir siéndolo si se reduce su altura, que es el principal elemento de distorsión visual, según la Unesco, sobre el paisaje histórico. De esta forma se salvaría casi toda la inversión realizada. Reconsiderar la escala original del edificio es la única salida. Un proceso que debería gestionarse con el máximo consenso posible entre todas las partes y con voluntad constructiva. Es lo que Sevilla necesita.
La Unesco pide paralizar las obras de la Torre Cajasol
El organismo internacional considera "excesivo" el impacto del edificio en el paisaje y solicita que se rebaje su altura.
Diario de Sevilla 20.01.2012
El informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) sobre la Torre Cajasol concluye que el Ayuntamiento de Sevilla "debe encontrar formas de detener la construcción" de este rascacielos de 178 metros de altura en el extremo sur de la Isla de la Cartuja.
Según este informe realizado por la italiana Elvira Petroncelli y el portugués José Aguiar tras su visita a Sevilla entre el 7 y el 9 de noviembre, el proyecto del arquitecto César Pelli "tiene un impacto excesivo y sin duda negativo en la percepción de los tres sitios que conforman el patrimonio mundial" en Sevilla, es decir: el Alcázar, la Catedral y el Archivo de Indias. Asimismo, el texto, que fue remitido al embajador español en la Unesco, Jon de la Riva Guzmán de Frutos, el pasado día 9, estima que se debería comenzar "un proceso de revisión" del proyecto "mediante el estudio de la modificación de su escala y altura". Es decir, la Unesco es partidaria de que el rascacielos deje de serlo para convertirse en un edificio de pretensiones más modestas. Actualmente, se ha alcanzado la planta número 15 (algo más de 60 metros) de las 40 que se supone debe tener la torre.
Este texto, que será la base de los debates sobre la Torre Cajasol en la próxima reunión del Comité de Patrimonio Mundial de la Unesco que se celebrará en San Petersburgo (Rusia) en junio, destaca, asimismo, que además de los problemas de afección en el patrimonio histórico, la Torre Cajasol presenta inconvenientes, como el presumible "crecimiento del tráfico" en la zona y la "contaminación del aire".
"En un entorno urbano relacionado con una zona histórica es importante que la arquitectura sea coherente con el diseño existente. La arquitectura contemporánea debe encontrar su expresión a través del respeto a la escala del sitio", indica la Unesco en su informe, en el que también concluye que el "impacto de la Torre Cajasol es sustancial". Los profesores redactores del texto creen que el solar donde se ha ubicado el rascacielos diseñado por César Pelli es un "sitio muy particular", ya que "está rodeado" de "áreas protegidas". Al entender de Petroncelli y Aguiar, "la torre se encuentra en un lugar especialmente sensible entre el conjunto de la Cartuja, el histórico barrio de Triana y el centro histórico de Sevilla", por lo que "el fuerte desarrollo vertical" de la Torre Cajasol, junto con la "estrecha relación física con las áreas y monumentos históricos, amplifica el impacto".
El informe se detiene especialmente en la afección de la Torre Cajasol respecto a los tres monumentos sevillanos declarados patrimonio mundial. Según el texto, este edificio de 40 plantas y 178 metros "cambiará drásticamente la importancia real y el significado de la Giralda", que sólo mide 97,5 metros (101 con el Giraldillo). También se critica el impacto sobre la imagen del río, la Torre del Oro y de las vistas de los cerros Blanco y de Santa Brígida, en el Aljarafe. En este sentido, se llega a afirmar que la construcción de la nueva torre hará que se pierda "la primacía indiscutible de la Giralda en el paisaje urbano de Sevilla".
"La prominencia volumétrica y la dimensión vertical de la Catedral y el minarete de la Giralda siempre han sido una imagen característica, un poderoso referente, un imaginario colectivo, un signo que expresa un largo proceso de desarrollo. Si esas relaciones cambian, afectaremos o comprometeremos los principios sobre los que el valor universal fue establecido o definido", se afirma en el informe. Por lo tanto, los expertos proponen "la protección de la zona de amortiguamiento (que rodea a los monumentos) y un entorno más amplio" de la Catedral, el Alcázar y el Archivo de Indias. En este sentido, y tal como resalta el director del Centro del Patrimonio Mundial, Kishore Rao, en la carta de presentación del documento, el Ayuntamiento debe completar "rápidamente" un "plan de protección especial" para las áreas históricas y sus alrededores, considerando los nuevos conceptos sobre los paisajes históricos urbanos y la percepción sociocultural y el valor económico de la herencia histórica. "En particular es importante considerar cómo, en relación con la ley de Andalucía, que estipula que las zonas protegidas (en las zonas urbanas) deben tener alrededor de ellos zonas de amortiguamiento de 50 metros, cómo el mayor valor del patrimonio podría ser protegido para contrarrestar las presiones urbanas actuales" se afirma.
Destacables son también las consideraciones que hace el informe sobre el actual PGOU de Sevilla, aprobado en 2006, "muy diferente" d el que existía cuando se otorgó la categoría de patrimonio mundial a los tres monumentos. Según el informe, el PGOU ofrece una "gran libertad" para futuras intervenciones en las zonas cercanas a los tres monumentos. "Estas intervenciones pueden tener potenciales impactos negativos", se concluye.
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