miércoles, 3 de junio de 2009

¡Cuidado!, vuelve la "modernidad"


Publicado en EL Mundo miercoles 3 de junio de 2009
TRIBUNA/PATRIMONIO/FERNANDO MENDOZA
  • El autor enlaza la movilización ciudadana que paró los derribos en los años 70 con la oposición a la Torre Pelli.Asegura que en la postura del gobierno municipal hay gestos que recuerdan las formas de los gobernantes franquistas. Entre los años sesenta y setenta, el Conjunto Histórico de Sevilla perdió un treinta por ciento de sus componentes: conventos, palacios, edificios regionalistas y sobre todo, caserío de gran valor, con una media, algunos años, de 300 derribos de edificios catalogados. El argumento utilizado fue "LA MODERNIDAD".

Un grupo de arquitectos veinteañeros, entre ellos, Juan Ruesga, José García Tapial y yo mismo, lideramos una iniciativa de resistencia, a comienzos de los años setenta, para la conservación de la Sevilla histórica. Para ello utilizamos el hoy mítico CEYS (Centro de Estudios y Servicios del Colegio de Arquitectos) . Nos agrupamos y formamos un estudio llamado Argüelles; participamos en la Comisión del Patrimonio Histórico de Sevilla y colaboramos con la Gerencia de Urbanismo, auspiciada por Víctor Pérez Escolano, entonces Concejal de Urbanismo, que hizo posible un nuevo Plan del Conjunto Histórico. Estas actividades, que incluyeron exposiciones, conferencias e incluso películas, evitaron muchos desmanes urbanísticos e hicieron posible la Sevilla de hoy.

Acciones como la edición del libro “El Prado”, para evitar la edificación de un gran centro comercial en este lugar; la exposición “La destrucción de la Ciudad” para denunciar la demolición generalizada del Centro Histórico; la alegación del grupo Argüelles sobre el proyecto de la Alameda de Hércules, para evitar la construcción de bloques en altura en este espacio histórico; la declaración de Bien de Interés Cultural del Convento del Carmen, hoy Conservatorio, que evitó su demolición; la protección de los Baños de la Reina Mora; la paralización del derribo de la Casa de las Columnas, en Triana; la catalogación de los mercados históricos; la paralización de la destrucción de la calle San Fernando; la exposición “La Corta”, para evitar la edificación de 30.000 viviendas en los terrenos que después servirían para la Expo 92; la conservación del Puente de Triana, que estaba previsto demoler; la erradicación de los derribos masivos y su paso a la rehabilitación; el cambio del planeamiento y los comienzos de la catalogación; la salvación de tantos otros edificios y lugares, hoy rehabilitados, sin los que no podríamos entender la Sevilla actual.

En todas estas actuaciones se nos acusó de luchar contra la “MODERNIDAD”, de intentar paralizar el “progreso” e incluso de ¡evitar la creación de puestos de trabajo al paralizar los derribos de edificios históricos!

Esta actividad ciudadana, que dio importantes resultados, enlaza hoy con la respuesta para evitar la construcción de la llamada Torre Pelli o Torre Cajasol, un monolito de casi 200 metros de altura y 40 plantas, situado a las puertas de Triana, que supone una agresión contra el paisaje histórico de Sevilla. Nadie ha definido mejor esta operación como el Catedrático de Ecología de la Universidad de Sevilla, D. Fernando Sancho:

“…….la torre Cajasol es quizás el mejor ejemplo, por muchos motivos, de una actuación profundamente desacertada: se apropia descaradamente de un bien común para rentabilizarlo como es el perfil de una ciudad; lo hace con el apoyo político pero al margen de un proceso democrático, con el dinero de los impositores sin consultar con ellos, y con criterios arquitectónicos que hacen de "la altura" un bien fuera de discusión y "moderno" cuando es cierto que tal hallazgo, si se puede hablar de ello es tan antiguo como la bíblica torre de Babel. En fin un dislate en todos sus términos”.

Los argumentoa utilizados fueron la “modernidad”, crear un “hito”, desbancar la vieja ciudad con su anticuada Giralda, crear puestos de trabajo, (aunque ¿no se crearían los mismos con otro proyecto más respetuoso e inteligente?). Los contrarios al rascacielos somos, según los portavoces municipales, “elitistas” y perseguimos "ocultas y aviesas intenciones". ¿No recuerda algo a la “conjura judeo-masónica” del anterior Régimen?

El primer argumento, la “modernidad” es históricamente falso: los rascacielos tienen más de cien años de edad. El gran arquitecto norteamericano Frank Lloyd Wright los definía como “monumentos a la codicia”, ya que son máquinas de ganar dinero al multiplicar el valor del suelo por el número de plantas. Después del 11 de Septiembre y el derribo de las Torres Gemelas de Nueva York, los rascacielos quedaron totalmente desacreditados: son de evacuación imposible ante peligros catastróficos y pueden transformarse en artefactos mortales. Además, las torres aíslan a la gente, crean espacios urbanos inhumanos y sin actividad durante muchas horas del día; en el interior hacen que los usuarios dependan exclusivamente de ascensores, respiren un aire artificial y estén permanentemente acosados por la sensación de estar en una jaula; las torres son grandes devoradoras de energía. En fin, lo contrario de lo que se define hoy como MODERNIDAD: sostenibilidad, independencia energética, facilidad de contactos directos entre las personas, variedad urbana, comunicación con la naturaleza y seguridad y calidad en el trabajo.

Estamos asistiendo en toda Europa a la revisión de los errores cometidos por rascacielos y otros excesos urbanísticos en los años setenta: el inminente derribo de Les Halles en París, la reconsideración del Hotel Jolly y Centro Direccional en Nápoles, el derribo de los Volkspalast en Berlín y Postdam; la demolición del mayor hotel del mundo, el Rossia, en Moscú; en Sevilla, sin ir más lejos se realizó en los años ochenta el derribo y excavación del centro deportivo de Chapina, para recuperar el antiguo cauce del rio Guadalquivir. Esperemos que dentro de treinta años no haya que arrepentirse de haber permitido, con nuestra pasividad, construir esta torre y las que vendrán detrás.


Como arquitecto fui el autor de la propuesta de Delimitación del Conjunto Histórico de Sevilla, redactado en 1986. Hace 23 años ya se hablaba de la necesidad de proteger las vistas y paisajes históricos de Sevilla. Posteriormente realicé la documentación de casi cincuenta monumentos de la ciudad para su declaración como Bienes de Interés Cultural, por encargo, igualmente, de la Junta de Andalucía. En todos ellos insistimos en la necesidad de controlar las vistas lejanas.

Sin embargo, el Plan General de Sevilla no parece estar de acuerdo con esta actuación: …la componente estética ha de ser un principio que acompañe todas las decisiones de diseño urbano. No se trata de proporcionar un repertorio de artefactos desmesurados, propagandísticos y ficticios…. Precisamente la definición de la torre Pelli, “artefacto desmesurado” actúa directamente contra el Convenio Europeo del Paisaje, firmado por España y, por tanto, debe ser modificada para cumplir sus condiciones que constituyen un pacto entre Estados. Debemos insistir en la revisión del planeamiento en todo aquello que contradiga este Convenio Europeo. Igualmente la concesión de la Licencia de Obras a la torre Pelli es irregular e inválida porque ya estaba en vigor el Convenio y el propio concepto del rascacielos lo pulveriza. Por último está pendiente la inclusión de Sevilla en la lista de ciudades Patrimonio de la Humanidad en Peligro si el Ayuntamiento y Cajasol siguen adelante con el rascacielos. España, con 40 monumentos, es el segundo país del mundo en número de elementos después de Italia, y nunca, ninguno de sus monumentos ha sido inscrito en esta lista vergonzosa. Compartiríamos el dudoso honor de estar en compañía de países tan poco recomendables como Yemen, Venezuela, Serbia, Filipinas o Iraq.

El procedimiento utilizado para autorizar la torre ha sido antidemocrático y autoritario. Se ha aprobado y concedido Licencia de Obras sin prestar atención alguna a las voces opuestas, utilizando la política de “hechos consumados”. Se ha producido una confluencia entre el Ayuntamiento (poder político) y Cajasol (poder económico) con el silencio o manipulación de algunos medios de comunicación y la descalificación pública de los disidentes. Todo esto nos recuerda a las formas de proceder del franquismo, que resulta muy evidente para los que, por nuestra edad, vivimos aquella negra noche. Confiemos en que las instancias internacionales y el propio sentido común hagan rectificar esta agresión y eviten, en adelante, estas actitudes antidemocráticas . Sorprende que un Ayuntamiento que presume de "presupuestos participativos" en los que permite votar hasta niños de corta edad, haga oídos sordos a las instancias más cualificadas de protección del Patrimonio Histórico que se han pronunciado contra el rascacielos: ICOMOS y EUROPA NOSTRA a nivel internacional y BEN BASO, ADEPA, CENTRO DE ESTUDIOS HISTORICOS DE ANDALUCIA, BLANCO WHITE O ECOLOGISTAS EN ACCIÓN a nivel nacional e internacional, además de las personalidades nacionales e internacionales que se han adherido al Manifiesto contra la torre Pelli.

Sevilla debe mirarse en los ejemplos mediterráneos de Salamanca, Florencia, Santiago de Compostela o Venecia y no intentar ser una vulgar capital de provincias americana con sus absurdos e inhumanos rascacielos, ajenos a nuestra cultura y tradición, en beneficio, exclusivamente de unos pocos que se llenan la boca con "SU MODERNIDAD DE LOS AÑOS SETENTA”, tan distinta de la verdadera modernidad del siglo XXI como un huevo a una castaña.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

joder, cuanta razon teneis, hay que ver que equivocados estan por toda europa: Paris, Madrid, Londres, New York,.... todas ellas construyendo rascacielos como paletos.... menos mal que ya estamos nosotros los sevillanos aqui, con el rocio, la semana santa y el corpus christi para llevar por el buen camino a la humanidad, si señores parece ser que matar animales en las plazas de toros y refregar estampitas de la virgen una semana al año es todo lo que los sevillanos necesitan segun ustedes. menuda pandilla de cultos de pandereta que estan hechos, con perdon.
por otra parte ¿cuantos campanarios existian n europa antes de construirse la giralda? ¿acaaso fue la giralda el primer campanario de la historia de la humanidad? hasta donde yo se, campanaarios habian desde hacian muchos siglos pupulando por el mundo y sin embargo nadie se atrevio a decir que construir la giralda era de paletos por el mero hecho de que ya habian muchas repartidas por el mundo, y sin embargo haber quien la cuestiona ahora ¿porque no puede repetirse la historia esta vez? ¿acaso sevilla y los sevillanos ya no tienen nada mas que hacer mas que contemplar la giralda y quedarse empanados? ¿no se le llama a eso decadencia? deberian reflexionar sobre estas ideas, es solo un consejo

Sevalber dijo...

Me parece muy acertada la definición de Fernando Sancho, creo que este proyecto no es otra cosa que una apuesta política por una supuesta modernidad que no veo por ninguna parte, no creo que en los tiempos que vivimos un edificio en altura para una entidad financiera pueda considerarse hito alguno. Aquí ha faltado democracia participativa, esa que tanto pregonan algunos...

Por otra parte, creo que uno de los elementos básicos de la discordia es la ubicación elegida para este proyecto, el hecho de que se construyan rascacielos en nuestra ciudad podrá ser más o menos discutible, ya que todo lo nuevo genera polémica, pero pienso que el entorno donde piensa construirse (si es que de verdad se va a hacer...) no es precisamente el que ha logrado mayores unanimidades que digamos...

Y lo de recurrir a fiestas tradicionales de nuestra ciudad como "argumento" de los que estamos en contra de ese proyecto en esa ubicación no deja de ser una generalización gratuita que no se sostiene por ninguna parte.

Saludos